La medicina osteopática se encuentra enclavada dentro del amplio abanico de las
disciplinas fisioterapéuticas, consistente en un conjunto de técnicas manuales
y tratamientos no invasivos como alternativa a los problemas y dolencias de la
salud, evitando la aplicación de métodos farmacológicos para su tratamiento.
La osteopatía es una disciplina cuya máxima reside en la visión holística
del cuerpo humano, entendiendo este como una unidad, y no como un conjunto
independiente de órganos y estructuras. Partiendo de esta premisa, los
tratamientos osteopáticos se encaminan al alivio de la dolencia a través de la
recuperación del equilibrio orgánico general, más que el alivio analítico del
foco del dolor.
A este concepto se suma la aplicación de la homeostasis, es decir, la propiedad de los organismos vivos para
mantener una condición estable compensando los intercambios internos y externos
(metabolismo), como por ejemplo la autorregulación de la temperatura o de los
niveles corporales de pH.
Con estos antecedentes, encontramos en la osteopatía un
instrumento dedicado a preservar todas las funciones orgánicas en su perfecta
actividad (sistema cardiovascular, respiratorio, nervioso, linfático, músculo
esquelético…).
Esta disciplina fue desarrollada por el estadounidense
Andrew Taylor Still en el año 1874, ]y actualmente se
encuentra reconocida por la Organización Mundial de la Salud, siendo impartida
como estudios universitarios en países como Francia, Inglaterra o EE.UU.
¿Para quién está
indicada la osteopatía?
Gracias al concepto
holístico de la osteopatía (que entiende el cuerpo como un todo), su uso está
recomendado para una amplia variedad de trastornos y alteraciones orgánicas:
·
Osteo-articulares y músculo-esqueléticas: esguinces,
contracturas, tendinitis,
radiculopatías (pérdida de sensibilidad), dolencias fruto de dismetrías
estructurales (miembros de distintas longitudes), etcétera.
·
Digestivas: colon irritable,
meteorismo, estreñimiento, gases, hernia de hiato, gastritis…
·
Genito-Urinarias: incontinencia, amenorrea, dismenorrea, cistitis, trastornos menopáusicos y otros.
·
Sistema respiratorio: asma, tos, bronquitis…
·
Neuronales: cefaleas de distintos orígenes, neuralgia trigeminal, migrañas tensionales.
·
Pediatría.
·
Postoperatorios.
·
Trastorno del
sueño, fatiga, vértigos, cansancio generalizado, estrés, ansiedad,
etcétera.
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