Enfermedades
inexplicables para el diagnóstico médico.
Casas
enfermas, con humedad ascendente en muros, rajaduras y abundante presencia de
insectos y hormigas.
Llamativas confrontaciones familiares.
Niños que se caen de sus camas, niños sonámbulos o niños que duermen comprimidos aún cuando sus camas sean espaciosas.
Animales, pájaros y plantas tristes, árboles deformes.
Reiterados choques de vehículos en determinadas zonas.
Sensación de fatiga constante y poco rendimiento psicofísico en jóvenes y adultos.
Depresión, Insomnio.
Sensación
de falta de aire.
Constante estado de “enfermedad” sin solución médica.
Todas estas cuestiones tienen respuestas
precisas en dos ciencias empíricas, muy antiguas, denominadas Radiestesia
y Geobiología.
Han pasado más de 2000 años desde que Hipócrates, al que se considera padre de la medicina, enseñaba la influencia del entorno sobre la salud. Los geomantes chinos ya conocían las energías emergentes de la tierra 6000 años atrás (las nocivas y las positivas).Y también los egipcios, los celtas, los árabes, los cristianos, los cátaros, los templarios...; es decir, en todas las culturas, en todas las religiones (a través de geomantes, rabdomantes, zahoríes, varilleros, ahora radiestesistas y geobiólogos), se ha tenido conocimiento de estas energías.
Se han usado
estos conocimientos para construir lugares de culto desde la prehistoria. Por
todo el planeta podemos encontrar emplazamientos megalíticos, dólmenes
(templos) y menhires (monumentos de una sola piedra) , catedrales e iglesias,
que dejan constancia del gran conocimiento de nuestros antepasados sobre estos
temas.
Después
llegaron unos siglos en los que su uso se limitó a la búsqueda de aguas
subterráneas y la localización de minerales, hasta que a principios del siglo
pasado y a través de la radiestesia empezamos a redescubrir las energías de la
Madre Tierra.
La
Radiestesia es una percepción extrasensorial que se puede englobar en lo que se
conoce como "sexto sentido". Es la capacidad que portamos al nacer de
percibir las radiaciones energéticas.
El término
radiestesia cobró vida entre 1920-1930 de mano del abate francés Bouly. Este
vocablo está formado por la palabra latina “radium” (radiación) y la griega
“aisthesis” (percepción)
El
radiestesista percibe una información de la cual no es consciente, posiblemente
a través de la hipófisis y las glándulas suprarrenales, en el inconsciente.
Éste transmite un impulso eléctrico a los músculos del brazo, haciendo que el
péndulo gire o se mueva, y en el caso de las varillas que se abran o se crucen
entre sí. Interpreta el radiestesista estos movimientos como respuestas.
Antes he
dicho que todos nacemos con esa cualidad, pero no todos la desarrollamos hasta
llegar a un nivel radiestésico suficiente; comparando, todos tenemos capacidad
para cantar, pero sólo unos pocos pueden hacerlo bien.
Con un
péndulo y una gráfica se puede medir la sensibilidad radiestésica de cualquier
persona. Podemos hacerlo sobre un hipotético 100% global de sensibilidad por el
cual guiarnos. Según esto, todas aquellas personas que superen el 33% de este
nivel tendrán capacidad suficiente para obtener respuestas de las varillas o el
péndulo. Después de medir el tope radiestésico de la persona, habría que medir
la capacidad desarrollada hasta el momento; la diferencia sería el camino por
recorrer, y la práctica sería el único medio de alcanzar ese tope radiestésico.
Aproximadamente el 30 % de la población supera en mayor o menor medida este
nivel.
Tele-radiestesia,
es lo mismo pero a distancia. Ojo, esta cualidad no la portamos todos los
radiestesistas. Yo diría que son muy pocos los elegidos.
Además la
dividiría en tres niveles. Si yo pregunto “¿hay agua subterránea en esta
vivienda?”, y obtengo respuesta, estaría utilizando un primer nivel o nivel
local. Si la pregunta es “¿deseo ser consciente de la corriente subterránea de
mayor caudal dentro de mi radio de percepción?”, y el péndulo me lleva hasta
ella, yo estaría utilizando el segundo nivel o nivel medio; la siguiente
pregunta sería saber cuál es nuestro radio de percepción (el mío se encuentra
en unos 33 Km.). Si utilizamos un plano, y a ser posible una foto, para
encontrar una radiación, no importará la distancia y estaremos utilizando el
tercer nivel o nivel global.
Explicar
cómo funciona la tele-radiestesia es algo que escapa a mi conocimiento. Para
ello tenemos que aceptar que el quinto elemento o éter (como lo bautizaron en
la Antigüedad) es una energía sutil, de la cual todos formamos parte. A través
de la misma, y por medio de ciertas percepciones extrasensoriales (como la
tele-radiestesia, la clarividencia o la premonición) se tiene acceso a una
parte de la información contenida en los supuestos registros akásicos o
archivos del cielo.
Sea cual sea
el funcionamiento, lo cierto es que el hemisferio derecho de nuestro cerebro o
la parte inconsciente del mismo es un completo desconocido. Para mí es un largo
pasillo lleno de puertas cerradas, que tan solo en algunas ocasiones y que en
algún caso pueden ser circunstanciales, se abren dejando paso a otras
dimensiones, conocimientos o poderes ocultos.
El término
geobiología no sé si es del todo correcto, ya que su traducción vendría a ser
como “estudio de la vida en la tierra”; también es conocida como la medicina
del hábitat. Esta ciencia parte de la base de la radiestesia como forma de
localizar espacios bióticamente favorables que guarden armonía con el lugar y
con las personas que lo han de utilizar. Tiene en cuenta la incidencia de
alteraciones naturales, redes telúricas, chimeneas cosmotelúricas, corrientes
subterráneas, fallas del terreno, etc., y otras alteraciones como
radiofrecuencias y contaminación electromagnética artificial. Recomienda además
unas normas de construcción biótica que se han ido perdiendo en aras del
progreso con los nuevos materiales y métodos de construcción.
Dicho esto,
lo ideal sería llamar a un expertro en DOMOTERAPIA para hacer un estudio de nuestra casa.
Por desgracia, hay muchas personas en este gremio muy documentadas y con
amplios conocimientos, pero que carecen de la sensibilidad radiestésica
suficiente como para detectar al menos las redes telúricas más importantes.
(Datos extrtaídos de textos del padre Ricardo Gerula)
(Datos extrtaídos de textos del padre Ricardo Gerula)
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